Las promesas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de aumentar la producción de petróleo a través del fracking, se encuentran ante un escenario global de exceso de crudo que podría moderar el crecimiento de la producción récord de esquisto en los próximos años. A pesar de su postura proactiva hacia el sector energético estadounidense, las circunstancias actuales, como el exceso de oferta y las limitadas herramientas para influir de manera inmediata en la producción, podrían generar un panorama más complejo para cumplir sus objetivos.
Trump ha declarado que presionará a las empresas de esquisto de EE.UU. para que incrementen la producción de petróleo, asegurando a sus seguidores que los precios en las estaciones de servicio caerían, incluso si eso significara que los productores “se retiraran del negocio”. No obstante, su segundo mandato ocurre después de dos años consecutivos de producción récord de crudo en Estados Unidos, lo que hace que las previsiones de crecimiento a corto plazo sean moderadas.
Según un análisis de Bloomberg, los analistas y operadores del sector estiman que la producción de esquisto de EE.UU. solo crecerá en 251,000 barriles diarios entre finales de 2024 y 2025, lo que representa el ritmo de expansión más bajo desde la caída en la producción durante la pandemia de 2020. Esta cifra refleja una desaceleración notable respecto a los aumentos de producción previos, lo que pone en evidencia las limitaciones para seguir alcanzando cifras récord.
Uno de los principales obstáculos que enfrenta Trump es que hay pocas herramientas disponibles para cambiar rápidamente esta tendencia. Aunque podría abrir nuevas tierras federales a la exploración, este proceso lleva tiempo. Desde la liberación de tierras hasta la construcción de la infraestructura necesaria para perforar y extraer petróleo, el tiempo de espera podría superar el tiempo de su mandato. Ed Morse, asesor principal de Hartree Partners LP, explica que el proceso es largo, desde la subasta de tierras federales hasta la creación de la infraestructura, por lo que los posibles aumentos de producción derivados de las políticas de Trump se materializarían después de su mandato.
A pesar de estas limitaciones, las compañías de esquisto de EE.UU., especialmente las independientes que han liderado el auge del esquisto en la última década, no planean alterar significativamente su ritmo de perforación. Empresas como Diamondback Energy y Devon Energy han previsto un crecimiento modesto de solo un 2% en 2025, mientras que otras, como EOG Resources y Occidental Petroleum, esperan mantener la producción sin cambios. Vicki Hollub, directora ejecutiva de Occidental, ha señalado que la industria enfrentará “tasas de crecimiento decrecientes” a mediano plazo.
No obstante, el sector del esquisto ha mostrado sorpresas en el pasado. El año pasado, a pesar de los compromisos de los productores de limitar el crecimiento, la producción de petróleo aumentó en 1 millón de barriles diarios, lo que sorprendió al mercado. Además, los grandes productores de petróleo como Exxon Mobil, Chevron y ConocoPhillips están experimentando un crecimiento más agresivo, con incrementos superiores al 8% en la producción el último año.
Este aumento en la producción de esquisto y el crecimiento en otras regiones productoras como Guyana, Brasil y Canadá han llevado a una situación de exceso de crudo. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha advertido sobre un exceso de oferta mundial de 1 millón de barriles diarios en 2025. De acuerdo con Macquarie Group Ltd., la oferta de petróleo podría superar la demanda en 2,4 millones de barriles diarios en el primer trimestre de 2025, cuando Trump asumirá su cargo. Esto se debe a un crecimiento continuo en las reservas de crudo en países productores clave, lo que está presionando los precios a la baja.
La oferta de crudo global se encuentra en un punto de saturación, lo que podría tener un impacto significativo en los precios del petróleo. Los operadores ya están descontando este exceso de oferta, y el precio del West Texas Intermediate (WTI) ha caído más de un 3% este año. Esta caída refleja las expectativas del mercado de un exceso de crudo que podría sofocar los intentos de Trump de reducir los precios de la gasolina a través de un aumento masivo de la producción de esquisto.
A medida que la producción de petróleo sigue creciendo en EE.UU. y en otros países productores, el exceso de oferta podría intensificar la competencia global por el mercado. Las políticas de Trump podrían ser eficaces a largo plazo si logra aumentar la producción mediante la apertura de nuevas tierras a la exploración o si se produce una mayor inversión en infraestructuras petroleras. Sin embargo, las políticas proteccionistas, como una guerra comercial con China, podrían tener el efecto contrario, afectando la demanda global de crudo.
En resumen, el panorama de la industria del esquisto en EE.UU. se encuentra en una encrucijada. Mientras que Trump sigue presionando por un aumento en la producción, la realidad de un exceso global de petróleo podría moderar estas expectativas y generar desafíos económicos tanto a nivel nacional como internacional. Aunque la producción de esquisto en EE.UU. ha sido un motor importante para el crecimiento del sector energético, los tiempos de expansión vertiginosa pueden haber llegado a su fin, y los operadores del mercado están tomando en cuenta los riesgos de un exceso de oferta en los próximos años.